jueves, septiembre 07, 2006

Sunauli: This is no

La gente de esta zona que no controla mucho ingles (abundan) cuando te da a elegir entre dos opciones y te quieren decir que una de ellas no es buena, la senalan y dicen "this is no". Pues aplicamos esta forma de hablar a Sunauli. No nos gusta.

En la estacion de autobuses de Sunauli contratamos un rickshaw para que nos lleve al hotel que teniamos reservado: el hotel Mamta. El trayecto empezo bien, por una carretera recta y flanqueda por arboles. De repente aquella carretera se empieza a llenar de camiones y os podeis imaginar como se siente uno en un fragil rickshaw (una simple bicicleta con un asiento posterior para dos personas) cargados con las mochilas y sintiendo que a pocos centimetros por cada lado le pasa un camion!! Para que os hagais una idea, aqui va una instantanea:



Llegamos al hotel y la sensacion no mejora. El "pueblo", por llamarlo de alguna manera, es una fila de casas horrorosas llenas del polvo de la carretera, con las "calles" llenas de barro, charcos y suciedad, donde la gente "vive" como si esto fuera normal. A eso unirle el hecho de que la carretera esta siempre atestada de camiones que esperan su turno para cruzar la frontera. Vamos a tener que pasar una noche aqui? Pues si, no queda otra, porque el tren sale manana a mediodia y el bus que nos lleva a la estacion (3 horas mas de bus) no sale hasta las 9.

El hotel Mamta parece el decorado de una pelicula que se rodara hace 20 anos y que hubiera sido abandonado desde entonces. Somos los unicos huespedes. El edificio tiene tres plantas, amplios pasillos con mucha luz y un ambiente decadente que esteticamente no es desagradable dado lo horroroso del resto de los edificios. Y ademas el hecho de estar "deshabitado" nos da una tranquilidad que no tenemos cuando salimos a pasear por el pueblo.

Dejamos las mochilas y hacemos una incursion por los alrededores para ver si hay algun callejon interesante o algun local para sentarnos a leer o tomar algo y asi matar el tiempo. Callejon si que encontramos, pero era aun peor que el resto del pueblo. Habia mierda hasta decir basta. Locales habia pero estaban a la altura del pueblo, asi que decidimos irnos a nuestro hotel, que a estas alturas nos parecia una maravilla y redecorarlo para adaptarlo a nuestras necesidades.

La entrada del hotel consistia en un pequeno mostrador destartalado a la derecha atendido por Mister Purna, que solia estar encaramado al mostrador con las piernas cruzadas estilo buda. Junto al mostrador un cajetin con doce llaves. Los llaveros de las habitaciones eran de goma flexible, naranjas fosforito y con la figura del dios Ganesha. Dejando atras el mostrador, el resto de la entrada era una gran sala con 6 mesas y sus sillas, una estanteria vacia, y dos ventiladores de techo parados. Las paredes estaban decoradas con un mapa de Nepal que podria datar de la epoca de esplendor del hotel. Todo este decorado cubierto por una capa de polvo a juego con el resto del pueblo.

Decidimos pedir que nos limpiaran una de las mesas y que conectaran los ventiladores. Hubo suerte y ambos funcionaban. La limpieza de mesa sin embargo no fue tan exitosa. Consistio en acariciar la mesa con un trapo negro (no quisimos saber por que era de ese color). Menos mal que tenemos toallitas humedas del Carrefour que nos estan viniendo de maravilla y con las que dejamos la mesa como la patena. A continuacion recolocamos las mesas para que la nuestra estuviera justo debajo de los ventiladores y nos sentamos de tal forma que pareciamos nosotros los recepcionistas del hotel, ambos mirando a la puerta.

A esto que llega una chica francesa buscando una sombra donde refugiarse del terrible calor de fuera, y del polvo, y del ruido, y del barro, y de este pueblo tan poco agradable. Cuando vio nuestra salita refrigerada y tan limpita, se animo a entrar. Se llama Julie, y lleva varios meses viajando sola por India. Estuvimos conversando con ella y finalmente tambien se alojo en el hotel, ya que su autobus hacia Katmandu salia al dia siguiente.

Quereis saber como era la habitacion? Pues consistia en dos camas unidas entre si, pegadas a un enorme ventanal, bajo un ruidoso ventilador de techo y junto a un mini-bar de lo mas curioso: tres baldas de obra pintada de verde como el resto de la habitacion y una botella de Sprite abierta, perfectamente centrada en el medio de la balda intermedia, y con tanto polvo encima que creemos que debia de ser uno de los restos de la fiesta de inauguracion del hotel o de alguna visita de la Reina de Inglaterra. Del servicio mejor no hablamos, porque decidimos no usarlo. Al dia siguiente nos duchamos a base de toallitas humedas y quedamos la mar de limpitos.

A unos cien metros del hotel estaba la frontera entre Nepal e India. Al caer la tarde y bajar algo el calor decidimo hacer una excursion hasta ella. Sorteando camiones, charcos y barro llegamos hasta un amasijo de gente, policias, camiones cruzados, rickshaws y gente a pie. Eso era la frontera. Un mogollon. Decidimos irnos a pasear hacia el campo y tener un poco de tranquilidad. El campo al menos estaba limpio y parecia mas agradable. Asi que andando, andando por el campo nos pasamos a India sin darnos cuenta. Nos dio un poco de cosa al darnos cuenta, pero dado el jaleo imperante aqui nadie se percato de que nos estabamos colando de vuelta en Nepal.

Finalmente localizamos lo que parecia ser el mejor restaurante del "pueblo", el de un hotel. Tenia aire acondicionado y tele. Con eso nos conformamos. Cenamos y nos fuimos a dormir a nuestro hotel.

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