viernes, septiembre 15, 2006

Fortkochi



Se nos ha contagiado la tranquilidad de este lugar, asi que hoy hemos decidido relajarnos al maximo. El dia ha consistido en pasear tranquilamente por este tranquilo pueblo descubriendo magnificas y carisimas tiendas de muebles antiguos, y otras menos carisimas de artesania bastante bonita.



Paseando por una de las calles, nos aborda un "tuctucsero" y nos ofrece llevarnos a cualquier lugar por 10 rupias. Sin dejarnos contestar nos dice, "ok, por 5 rupias", y sin dejarnos tiempo para responder, nos dice "ok, gratis". Nosotros pensabamos que estaba de broma, pero el tipo para y nos acercamos a charlar con el. Nos explica que muy cerca hay una tienda donde a el le dan algo cada vez que lleva a un turista. Esto es una practica muy comun en toda Asia, y si entras en el juego puede ser muy interesante tanto para el conductor como para nosotros. El nos ofrecio llevarnos a la tienda, que pasaramos alli unos minutos (nos dijo que no compraramos nada), y que luego nos podia llevar a un mercado de especias poco transitado por turistas y luego volver a traernos. Como estabamos abiertos a hacer lo que sea, aceptamos la oferta, y nos llevo a un lugar bastante interesante donde pudimos oler y tocal sacos de infinidad de especias en estado natural.



Habia tambien un lugar donde vendian esencias de las que se usan en los masajes ayurvedicos y le dijimos si conocia algun lugar bueno donde darnos un masaje de ese tipo. Claro que conocia. EL lugar al que nos llevo esta abierto desde 1950 y pertenece a una misma familia, que ha heredado la tradicion de dar masajes desde que el abuelo empezo con el negocio. Es un lugar tan escondido que es muy dificil que turistas vengan aqui, de hecho el negocio de ellos es dar masajes a la gente local por las mananas.

El masaje fue espectacular, una hora entera en la que te embadurnan de aceites aromaticos y te masajean cada musculo del cuerpo desde la coronilla hasta el dedo gordo del pie. Y todo por 500 rupias por persona.

Como veis el dia hoy no ha dado mucho de si pero os podemos asegurar que estamos super relajados, que es justo lo que nos apetecia a estas alturas del viaje.

Hoy la tarde se ha puesto lluviosa asi que hemos aprovechado para cenar tranquilamente. En este hotel por fin hemos encontrado sabores familiares. Tienen unos cruasanes, un te y un cafe con leche que nos saben a gloria. Y ademas tienen Internet para poder aprovechar este rato lluvioso y poner al dia el diario.



Anuncian aqui cerca un concierto de tabla e instrumentos indios, y si conseguimos quitarnos de encima la vagueria que nos ha invadido tras el masaje, igual vamos.

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