El autobus que nos esperaba para dejar el pais era lo que ellos llaman BUS VIP. Aire acondicionado, comodos asientos reclinables, espacio independiente para el equipaje... digno de cualquier viaje de Enatcar. La frontera no se parece en nada al control de pasaportes de un aeropuerto. Una hora de cola para que nos sellaran la salida de Tailandia, un paseo por lo desconocido hasta la caseta de entrada en Camboya para recibir el oportuno sellito. La frontera, una mezcla entre Cascorro (parecia un mercadillo), Tijuana (imposible cruzar en coche, y por su ubicacion en mitad del desierto) y poblado chabolista de Brasil (fabelas y fabelas entre montones de basura). Pero no faltaban esplendidos edificios de Casinos y Hoteles. Quien puede venir a jugar a un lugar como ese? Y nosotros, con la vista clavada en todo camion al descubierto por si se trataba de nuestro siguiente medio de transporte. Suponiamos que con las gorras no iba a ser suficiente.
Finalmente, tan bajas eran nuestras expectativas, que hasta nos gusto lo que llego. Un microbus de los ochenta, probablemente sin lavar desde el dia de su estreno, pero con aire acondicionado, y, como descubririamos en breves momentos, con asientos vibratorios
La carretera, que empezo siendo muy mala, acabo desapareciendo bajo las ruedas de nuestro vehiculo, para acabar siendo un sendero de tierra y piedras plagado de baches y vadenes, por el que ninguno de nosotros circularia a mas de veinte y ninguno de ellos a menos de sesenta. Aun asi, nos tomo en total once horas recorrer los 300 km que separan Bangkok de nuestro hogar por unos dias.
No todos los viajeros sufrimos por igual. Delante de nosotros viajaban dos chavales a los que vimos ya dormidos desde temprano y que, por altos que fueran los picos, y por profundos los badenes, no concedieron en despertarse hasta el final del trayecto. En que pais fabrican semejantes seres hieraticos e imperterritos? No dieron oportunidad a preguntarlo.
Pero, como no hay mal que un buen masaje no cure, nos recompensamos con una hora de masaje siatsu. No todo iba a ser sufrir hoy! Con esto, y unas horas de descanso, ya estamos listos para abordar nuestra visita a la zona de templos de Angkor. Pero de esto ya hablaremos manyana. Los tres viajeros, y las veintitantas salamandras que nos acompanyan esta noche, os deseamos felices suenyos. Los nuestros lo seran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario