Desayuno del día: tostadas rellenas de algo dulce parecido a la miel y un trozo de la tortilla de ayer. Un desayuno bastante español!
Hoy es el "picnic" de la escuela, y nosotros iremos a eso de las dos de la tarde. Esta gente es un poco exagerada haciendo picnics, ya que duran desde las 7 de la mañana que han quedado, hasta pasadas las 9 de la noche. Se ve que como lo celebran una vez al año aprovechan bien la ocasión.
Nosotros pasaremos la mañana en una excursión a DHULIKEL, un sitio al este de Katmandu, a unos 20 kilometros de la casa donde estoy.
Dhulikel es una zona montañosa desde donde parte la ruta más corta para ir a la frontera con el Tibet: está solo a 3 horas de aqui.
De camino a Dhulikel nos encontramos en la carretera el autobus escolar en el que los profes van al picnic. Está averiado en medio de la carretera. Pero aquí eso es bastante normal, de hecho casi todos los conductores son también mecánicos, asi que ya está el conductor manos a la obra reparando la avería. Hay una gran mancha de aceite en el suelo, veremos si puede repararlo.
Nosotros proseguimos nuestra marcha. A mitad de camino en dirección a Dhulikel se nos une un amigo de Arun que va en su propia moto y que es cantante profesional. Y vocacional. Se ha tirado toda la mañana cantando. Se nota que disfruta. Dice que se viene a Dhulikel porque es un lugar que le inspira, un lugar muy "musical". El tema es que él ve música en todas partes, no que Dhulikel sea especialmente musical. O si, tampoco soy yo quien tiene que decirlo. El caso es que Rahmari, que así se llama, nos obsequió con un recital "a capella" durante toda la excursión. Subimos a la cima de la montaña en la que hay un mirador en una zona militar. Es curioso que para llegar al mirador hay que pasar por unos sacos terreros, por encima de unas trincheras y junto a unas tiendas de campaña militares. Parece ser que este mirador es un sitio permanente de acampada de una unidad del ejército.
Desde este mirador se ven sitios que no creo que nos de tiempo a visitar, como la enorme universidad de Katmandu (que no está en Katmandu, sino aqui), un centro de huerfanos (enorme) de SOS village, un parque tecnológico, y bajo nuestros pies el pueblo de BANEPA, el más cercano a esta colina.
Hay en estos pueblos unos hospitales estupendamente montados, algunos de los cuales son tan bonitos que parecen sacados de un pueblo de centroeuropa. Normalmente son donaciones de paises desarrollados. En este sitio el hospital es una chulada, parece un chalet europeo, pero en grande, y rodeado de cesped cuidado.
Llega a la cima una pareja joven a los que adelantamos con la moto, ellos subían andando. La chica parece europea, de unos 26 años, y el chico nepalí, que resulta ser el guia de la excursión. La chica en realidad es australiana, nacida en Israel, y una viajera nata. Se ha recorrido por su cuenta medio mundo y siempre viajando con poco dinero y evitando las grandes ciudades. "Estoy empezando a odiar la civilización", nos comenta medio en broma medio en serio. Charlamos con ella un buen rato y le comentamos sitios de Nepal que ella no ha visitado aún. En Katmandu estuvo un rato y salió espantada en cuanto vio el mogollón de la zona de turistas. No me extraña. Asi que esta viajando por la Nepal rural. Es muy interesante intercambiar información con estos viajeros "profesionales" que te encuentras de vez en cuando. Javi y yo nos encontramos en Vietnam hace unos años a un grupo de gente asi, que, por ejemplo, eran capaces de atravesar Mongolia a caballo comprandolo a la entrada y vendiéndolo cuando salieron del pais. En este mismo blog escribimos sobre ellos hace tiempo.
Nos vamos a tomar un te a una terraza que hay aqui al lado y nos encontramos con un hombre que está junto a un Land Rover. Es el ingeniero que está rediseñando toda esta zona (la cual está cuidadísima) y que nos comenta detalles de cómo va a dejar los accesos al mirador. Me regala un folleto que él mismo ha hecho sobre la zona de Dhulikel.
Cuando bajamos al pueblo que se veia desde el mirador, paramos a tomar algo (osea, un te nepali y algo mas) en un sitio que conoce Ramhari. Nos tomamos un te nepali (os lo dije) y una especie de crepe enrollada en forma de tubo y crujiente, ligeramente dulce. A mi me supo todo muy bien. Tras el "cafelito" Ramhari nos invita a conocer la escuela de musica que tiene y que compatibiliza con las clases de música que imparte en la universidad. Es una pequeña casita en la que la parte superior es el aula y la parte inferior es un estudio de ensayo en el que hay una batería, varias guitarras y micrófonos. Ramhari llama a dos colegas que estaban en la planta superior e improvisan un recital de unos 10 minutos en el que nos deleitan con la música fusión que hacen: canciones nepalíes acompañadas de guitarra eléctrica y batería. A mi me gustó el recital. No solo este, sino que el nos venía dando toda la mañana. En serio, canta muy bien. Yo sospecho que este hombre va a dejar de hablar dentro de poco y todo lo dirá cantando. Hoy al menos cantó mucho más de lo que habló.
Se nos está haciendo ya tarde para ir al pincic. Son las dos, y estamos a media hora del sitio en el que deberíamos estar desde la una. Tampoco pasa nada por llegar un poco más tarde, hay picnic hasta la noche osea que vamos tranquilos. El problema es que está lloviendo y nosotros vamos en moto. Arun hace una llamada a Suresh y éste le confirma que en el lugar del picnic está brillando el sol, asi que nos protegemos como podemos (yo con un gorro impermeable que llevo siempre encima) y nos vamos hacia el picnic. Tras caernos encima una buena chupa de agua, comienza a escampar y sale un sol precioso, asi que el resto del tiempo en la moto nos sirve para secarnos del todo y cuando llegamos al picnic estamos en perfecto estado de revista.
El conductor había conseguido reparar el bus escolar en media hora, asi que pudieron comenzar el picnic más o menos cuando habían previsto.
Si, como yo, os habeis imaginado el picnic como una reunión de gente en una pradera, os habeis equivocado. Estamos en Nepal, y aqui los picnics se hacen en un templo budista... ¿qué os habíais creido? Llegamos a este templo, subimos un buen tramo de escaleras y arriba, junto a la zona del templo hay unos techados independientes entre sí que puedes alquilar para organizar tu fiestecilla privada. Cada uno de los espacios tiene sitio para unas 50 personas cómodamente sentadas en esteras en el suelo. Nosotros somos unos 30, asi que sobra espacio. El lugar tiene forma de L, y en una de las esquinas han montado una cocina en toda regla donde han cocinado comida para un regimiento: han preparado un gigantesco DBT (dhal-bhat-tarkaari). Hay arroz, y todos los posibles tarkaaris que puedas imaginar, osea, varios tipos de carne, varios tipos de verdura rehogada, varios tipos de ensalada, y varios tipos de bebida, incluida la cerveza nepalí, hecha de arroz y que es muy muy baja en alcohol. Y todo este rancho preparado por el cocinero del cole, un joven chaval que cocina estupendamente, ayudado por los asistentes que le ayudan en la escuela del colegio y que actuan como pinches de cocina y como lavaplatos. Durante el picnic, estos "asistentes" se encargan de mantener el autoservicio cargado de comida, pero por lo demás participan en todos los juegos, canciones y bailes. Pero no adelantemos acontecimientos.
Nada más llegar nos ponen un te nepalí (esto es inevitable), y nos dan un plato para que nos sirvamos la comida que queramos. Está buenísima, y solo un poco picante. Me ofrecen para beber diversos refrescos o cerveza nepalí. Yo bebo cerveza nepalí y ellos se ponen muy cintentos de que me guste.
Hay un par de grupos de profesores jugando a las cartas. Las profesoras están jugando a otro juego de cartas diferente. El ambiente es bastante tranquilo.
Al terminar de comer salimos fuera a dar una vuelta y ver el recinto del templo completo. Hay fuera dos profesoras que estaban bastante aburridas y nos acompañan a Arun y a mi. No me extraña que estuvieran aburridas, porque luego, cuando se animó el ambiente eran de las más marchosas.
El templo está en una colina rodeado de vegetación y árboles, un sitio perfecto para un picnic campestre. Durante el paseo nos cae un poco de lluvia (en esta época es normal que llueva un rato y luego escampe, y esté así todo el día), asi que nos volvemos al picnic.
Arun y Suresh (uno de los profesores y fundadores de la escuela y que trabaja durante el verano como guia para turistas) han organizado una serie de juegos para animar el ambiente. Arun coge el micrófono que está junto al equipo de música y empieza a actuar como showman calentando el ambiente y explicando los juegos que se van a organizar.
Durante cerca de dos horas estuvieron jugando al conocido juego de pasarse una botella mientras suena una música y al parar la música, la persona que la tiene en la mano debe de hacer una de las pruebas que están en papelitos en un cuenco. Las pruebas son de todo tipo, desde intentar declararse a una chica sin hablar ni una sola palabra hasta imitar a animales. Un par de profesores jóvenes son unos gansos y cuando se trata de imitar son unos fenómenos. Aunque yo no entiendo casi nada de lo que se dice, es casi imposible no divertirse con las ocurrencias de la gente. Al final gana una de las profes marchosas.
Tras estas dos agotadoras horas nos vamos todos a la explanada principal del templo a tomar el aire, y alli uno de los profesores jóvenes empieza a imitar las distintas formas de hablar de los nepalies. Es muy gracioso este chaval. En este momento improvisan una cosa de la que había leido en un libro y que me pareció realmente curiosa.
Resulta que aquí es costumbre cuando se reune gente para divertirse dividirse en dos grupos y que uno de los grupos "increpe" al otro con una frase cantada que sea ingeniosa, a la cual el otro grupo debe de contestar inmediatamente usando la misma música pero con una letra distinta que conteste de forma graciosa a la “provocación” del otro grupo.
Pues bien, cuando este profesor está imitando las formas de hablar de los nepalies, se ponen a “discutir” Arún y el cantando, y a esta “discusión” se unen varios de los profesores (tanto chicos como chicas), y resulta muy divertido verles contestarse mutuamente cantando. Deben de ser bastante ocurrentes porque todo el mundo celebra con palmas las replicas que se van haciendo.
Yo participo durante la tarde en todo lo que puedo. Por ejemplo, al imitar la forma de hablar de la gente les hago a todos imitar la forma de hablar de los españoles, y resulta muy gracioso ver a un grupo de nepalíes intentando imitar el acento catalán o andaluz.
Me piden que les enseñe algun movimiento de un baile español, ¡a mi, que de bailes entiendo tanto como de fontanería!. El caso es que es fácil imitar el movimiento de manos del flamenco, y resulta un acierto porque les encanta. Una de las profesoras me pone el pañuelo de su sari para dar más sensación de realismo al intento de baile, y nos partimos de risa mientras ella intenta imitar los movimientos de las manos.
Hablo un rato con el principal, que durante toda la tarde viene de vez en cuando para preguntarme si necesito algo y si me encuentro agusto. Me dice que el objetivo de estos picnic que hacen una vez al año es que todos se sientan parte de una familia, que no sea solo un grupo de gente que trabaja en el mismo sitio. La verdad es que lo consiguen, se ve que este grupo de gente se lleva muy bien.
Suresh me dice que es una costumbre aquí que un visitante ofrezca algo personal de poco valor a alguien a cambio de hacer algo que sea gracioso y me propone que invente una pregunta y que regale algo al que la conteste. Un rato después, Suresh toma el micro y me da la bienvenida públicamente, agradeciéndome haber venido a la escuela a ayudar y estar con ellos en el picnic como uno más del grupo. Me pide que haga una pregunta a los presentes, y yo tapándome las orejas para no dar pistas les pregunto que cuantas orejas tienen en la cara los españoles. Se parten de risa con la pregunta y una de las profesoras más mayores dice que ella lo sabe porque se ha fijado antes, y contesta acertadamente ¡dos!. Se lleva como recuerdo un precioso boli azul transparente.
Tras esto viene el baile. Ponen una música rítmica india muy pegadiza y cada uno baila como Shiva le da a entender. El principal baila como si le estuvieran electrocutando, y los dos profesores más jóvenes bailan haciendo el ganso. Asi que aunque yo no bailo ni aunque me amenacen de muerte, como es imposible hacerlo peor que el principal, me uno a ellos. En cuanto me ven, todos empiezan a bailar “spanish style”, con las manos en alto y haciendo movimientos de flamenco nepalí.
Son gente muy divertida, asi que pasamos una tarde estupenda. A eso de las 8 y media todos están cansados, especialmente Arun que no ha dejado de hacer shows en toda la tarde. Ya es noche cerrada y empezamos a recoger el local. Llevamos todos los bártulos a la entrada del templo, donde está aparcado el bus escolar, cargamos las cosas y nos vamos.
Arun me deja en casa y luego se va en la moto a seguir al bus escolar y llevar a su casa a algunos de los profesores que viven algo lejos del colegio, que es donde el bus debe de volver.
sábado, junio 16, 2007
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