Arun ha alquilado una moto para que nos sea fácil ir a los sitios a los que me quiere llevar. Aquí es imposible hacer todo ese recorrido en autobus. La ciudad es un atasco constante y la única forma de moverse con cierta soltura es usar una moto. No se ha comprado una porque va a trabajar andando, asi que cuando la necesita la alquila. El alquiler cuesta unas 500 rupias diarias (cada 63 rupias es un dólar), y, aunque he insistido en pagarlo yo, no me deja hacerlo. Al menos he conseguido que me deje pagar la gasolina. Con la moto se llega a Kathmandu en unos 15 minutos (son 8 o 9 kilómetros), y con coche no tardaríamos menos de una hora.
Primero hemos ido a BHIMSEN TOWER, una torre blanca de aspecto árabe no demasiado alta y desde la que se puede ver toda la ciudad, luego a la SWAYAMBHUNATH STUPA, un templo al oeste de Katmandu, en una colina, con una torre central en la que estan pintados unos ojos, símbolo de la iluminación espiritual del budismo. También desde este lugar hay una vista estupenda de la ciudad. Nos tomamos un tentempie en un pequeño restaurante (para entendernos) de solo 2 mesas, regentado por una mujer tibetana muy amable. Es lugar esta lleno de fotos del Tibet y del impresionante monasterio de Potala. Nos explica la mujer que hay dos tipos de seguidores del budismo, los “mahaian” y los “basarian”. Los primeros son los que se visten de forma especial, con vestidos de color azafrán, y su vida gira en torno a la actividad de los templos. Los “basarian” son los que, llevando una vida normal, siguen en su vida la filosofía budista. Cada uno elige cómo quiere seguir los principios del budismo. La familia de Arun, de la étnia “newar”, es hindú, pero todos respetan los principios del budismo también. De hecho en Nepal lo natural es practicar las dos religiones, lo cual no es tan difícil porque enseñan básicamente lo mismo, solo que hay más dioses a los que dar ofrendas. Cuando vamos en la moto y pasamos por un templo, sea budista o hindú, Arun siempre hace un gesto con su mano derecha, llevándosela a la frente, luego a su corazón, y lo repite tres veces.
Después de estar un rato más visitando este lugar, cogemos la moto y atravesamos Thamel (la parte más turística (y cara) de Katmandu, para dirigirnos al PASHUPATINATH TEMPLE, que está a la misma altura que el anterior sitio pero al este de Katmandu.
Este lugar es realmente bonito. Es un conjunto de templos en forma de pagoda al lado de un estrecho rio. En el rio hay varios “gaths”, que son los lugares donde icineran a los muertos. Justo cuando llegamos hay una mujer muerta al borde del rio a la que van a hacer la ceremonia de icineracion. La mujer esta ataviada con telas de colores y flores, y junto a ella está la familia, algunos de los cuales están llorando. En un momento determinado unos hombres se llevan a la mujer a la zona del rio donde está el “gath” que van a usar para icinerarla. La familia no puede presenciar la icineración, por lo que es el momento de decirle adios. Nosotros desde el otro lado del rio presenciamos la escena perfectamente. Vemos como se llevan a la mujer a unos 50 metros, al otro lado de un puente, y la depositan en el gath, una plataforma de unos 5 metros cuadrados que ya tiene preparada una base de madera. Depositan a la mujer encima de la base de madera y el hijo primogénito de la mujer coge una tea ardiendo que tienen cerca. Hay 5 o 6 hombres junto a el. EN este momento el hijo comienza a dar vueltas alrededor de la madre, seguido por el resto de los hombres que van agarrados por la cintura, uno detrás del otro. Tras dar varias vueltas de esta forma, el hijo prende las ramas secas que hay bajo la estructura de madera sobre la que está su madre y llorando abandona la escena seguido de los demás hombres, que le consuelan abrazándole por los hombros. Un tímido fuego comienza a arder bajo la estructura de madera. Queda en la escena solamente un hombre vestido de blanco que, una vez que los demás se han ido, pone hierbas secas sobre el cuerpo, y termina de construir la estructura de madera que tapará completamente a la mujer. Una vez que termina se va, dejando atrás la humeante estructura que consumirá el cuerpo de la mujer en unas horas.
Junto a nosotros hay varias personas contemplando la escena. Todas en un respetuoso silencio. Dos parejas de turistas, varias mujeres con saris de colores brillantes, y algunos “saddhus”, hombres muy delgados, vestidos con solo una túnica y con la cara pintada de colores blancos y dorados.
Comienza a llover levemente y nos vamos al siguiente sitio que vamos a visitar, llamado BOUDDHANATH. El lugar es una enorme plaza circular rodeando una gigantesta estupa con forma de cúpula. Este lugar es el centro de los tibetanos en Katmandu, por lo que todas las tiendas, la mayoria de la gente y todos los utensilios de adoracion son tibetanos. Suena música tibetana por todas partes (el bellísimo, famoso y repetitivo ohm-mane-padme-om). Me dice Arun que a la gente del Tibet le conceden un visado especial para venir a esta zona con tal de que no salgan de ella, pero que luego salen por todas partes. La plaza circular esta llena de tiendas de artesanía, música, muebles, todo procedente del Tibet. Entramos en una tienda de muebles para verla. Tienen muchos baules y mesitas en colores rojizos y con infinidad de motivos pintados en colores vivos, naranjas, rojos, verdes. Es una mezcla de formas y colores chinos e indios.
Volvemos a casa sobre las 7, tras lo cual tenemos una charla con la madre de Arun, que, siempre sonriente, se sienta con nosotros y nos escucha, comentando (en idioma newari, ella no habla inglés, aunque lo entiende) lo mucho que le gustan esos sitios que hemos visto.
Cena típica nepalí (dhal-bhat-tarkaari, osea, arroz con sopa de lentejas, y vegetales rehogados y con una pizca de curry), y tras la cena todo el mundo a la cama. aquí la sobremesa se hace antes de comer, tras cenar no se suele hacer nada.
Yo me meto en mi habitación y, como cada noche, dedico tiempo a leer y a preparar cosas para las clases que daré la próxima semana.
domingo, junio 10, 2007
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